domingo, 7 de febrero de 2010

La expresión de sentimientos

Fue Santo Tomás pero no creía nada que no fuera real. El sudor del verano se cambiaba por el del invierno y el campo por la gran ciudad. Los grillos eran las bocinas de los coches del centro de esa gran ciudad.Ojalá hubiera sido la tuya, Federico, y ser uno de esos paisajes que tú amabas. Estaban dormidos sí, dormidos ,dolidos y doloridos. Era lana no algodón y lo demás sí se convirtió en seda aunque no lo fuera. no había naturaleza, la naturaleza era uno mismo, dos mismos. Todo con sudor pero no el de la frente, el del amor que tú sentías y el que me hace que te quiera mucho:poeta de poetas, enamorado entre enamorados.Las copas eran de cristal, de la sque dan miedo que se te rompan entre las manos y por eso las agarras suavemente. igual que el momento que no quieres que se rompa, ni se escurra. La piel, suave, Federico, no te imaginas cuánto. Dos polos opuestos se atraen. El frío recorrió después los muslos, esos que a tí te gustaban los diferentes muslos de tus personajes y de tus amores y los tuyos propios. De nácar o de café ,el mármol era lo único que pudo tener frío. Federico, tú me entiendes porque te puedo asegurar que no hubo entendimiento, nadie podía entenderlo. Los besos limpiaron no ensuciaron nada. Del amor no hablamos, ni de lo tarde que era tampoco.
lo siento Federico. lo siento tanto...

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