miércoles, 31 de agosto de 2011

Casida a la alta madrugada.

Esos versos no son degenerados, querido poeta. Pero así acaba su poema y así acabó todo. Yo me lo imagino ululando entre la nieve, entre el frío... aunque allí, ya no hacía frío . Iba a venir al calor y no pudo, me dejó que careciera todas las noches y toda la noche. No caminaba, deambulaba, era un sinvivir que usted describe el peor de toda mi vida, el peor de toda su ida...
en la primera parte sí se acordaba de mi cuerpo, me dejó para no acordarse. Para que caminara desnuda por la casa y me machacara el cuerpo a golpes por no poder levantarlo y levantarme.
Pero , ahora, cuando me levanto ya no me doy golpes. Ya no me machaca nadie. Don Félix, ya no.