Aquí estoy, Maestro. Dios de la poesía, poeta de poetas. Yo estoy aquí. ¿Tú dónde estás? He venido a llorar mi pena y a decírtelo. Pero hoy quiero hablarte de las noches arriba, de tus quejas de las mías. Yo no me quejo del daño del amar, me quejo del daño del amor. El dolor por el que te quejas yo no lo sentiré nunca pero no me importaría sentirlo sin aurora o con aurora, bajo la cama . La risa la comprendo pero voy a hacer una vidriera con el cristal de pena. Seguro que te gusta, Federico. Con verde, que lleve mucho verde. Y tú también lo has sentido. Dicen que el corazón se puede secar si le da el sol, el sol del balcón cerrado, el sol que te deja un cuerpo cansado, ese sol que tu disfrutaste un día y al que me agarro, si es preciso para encontrarte,para enamorarme y para pasar una noche como la tuya. Y que me lo expliques, quiero encontrarte ,Federico . Yo sí quiero encontrarte , que ese día si sucede el sol brillará sin dolor, sin lunas, y sin sangre derramada.
¡Alza la mano, Maestro!Alza la mano y canta conmigo.
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